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Francisco Comesaña disfruta del relanzamiento de su carrera

El joven marplatense viene de jugar dos finales en una serie de torneos en Turquía, además de sumar un título en dobles. Recuperado de una lesión en su muñeca derecha, disfruta del juego, se reencontró con su mejor tenis y busca el despegue definitivo.

Por Marcelo Solari

El sueño y las ilusiones de Francisco Comesaña, de 20 años, no son muy diferentes de los de otros jóvenes deportistas que buscan trascender en su disciplina elegida. Por distintos motivos, varios quedan en el camino luego de intentarlo con mayor o menor énfasis. Otros, en cambio, consiguen superar esa barrera invisible que, también por múltiples razones, suele interponerse como obstáculo insalvable. No es sencillo. Hay que aceptar sacrificios, soportar las frustraciones, estar lejos de los afectos, en muchas ocasiones subsistiendo como se pueda. Hay que estar preparado física y mentalmente, además de contar con el incondicional apoyo familiar. Todo esto puede aplicarse a cualquier deporte. En el caso de este joven marplatense, se trata del tenis y, acaso, por cierta naturaleza solitaria de esta disciplina, incluso hasta resulte más difícil progresar.

Obviamente la pandemia de coronavirus ha conspirado contra la evolución natural de un montón de cosas (incluidos los deportistas). La continuidad es fundamental y casi no la hubo. Escasa o nulas competencias, inconvenientes para entrenar, nada de eso frenó al pibe que creció entre el barrio Punta Mogotes y el Club Náutico. Además, una molesta lesión en su muñeca derecha lo mantuvo cinco meses inactivo. Hasta que, por fin, llegó su momento. El cambio de entrenador, la decisión de viajar a Turquía y este presente que invita a pensar en un futuro inmediato muy prometedor.

Después de un tiempo de haber estado bajo el radar de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), viviendo y entrenando en el Cenard, dio un paso que parece trascendental. Como lo cuenta él mismo, desde Antalya, Turquía, en entrevista exclusiva con LA CAPITAL.

“Después de jugar el M15 de Córdoba, a principios de abril, me quedé dos semanas entrenando con Facundo Argüello. Sabía que se había retirado del circuito, estaba empezando con su academia y ya se había ofrecido a darme una mano. Me sentí muy cómodo, así que me quedé otras dos semanas y acordamos que voy a continuar con él”, explica en referencia al cordobés quien llegó a ser número 104 del mundo en 2014 y puso fin a su carrera profesional con apenas 28 años cumplidos para dedicarse a preparar a otros tenistas.

-¿Cómo surgió la idea de ir a jugar a Turquía?

-Analizamos los calendarios y nos pareció la mejor opción. En Antalya se juega una serie de torneos en el mismo club y todas las semanas, así que cerraba perfecto. Además, los gastos de estadía eran menores que en otros lugares y como viajo solo, no tenía que andar trasladándome tanto. Creo que fue una buena decisión.

-Hay unos cuantos argentinos jugando esos torneos. ¿En cuánto ayuda eso?

-Está bueno. Estoy contento porque, más allá del tenis, la estoy pasando bien. Somos varios argentinos así que no se hace tan pesado estar lejos de casa. Comemos juntos, tomamos café y nos reímos. Obvio que después, en la cancha, todos queremos ganar. Pero el resto del día estamos bastante tiempo juntos. La vida del tenista es un poco solitaria, así que es lindo compartir con amigos.

-¿Cómo es un día típico en Antalya, teniendo en cuenta que tenés partidos casi todos los días?

-Si me toca jugar en el primer turno, a las 10, me levanto 7 o 7.30, desayuno, luego hago un plan que me pasó mi preparador físico que viene bien para antes de los partidos, después voy al club, entro en calor, me cambio y juego. Prefiero que sea en el primer turno porque sé exactamente a qué hora juego y además, después hace mucho calor (N. del R.: por estos días, son frecuentes temperaturas entre 38 y 42 grados). Después vuelvo al hotel, elongo, descanso un rato y si tengo cosas que ajustar, regreso al club a entrenar o sino me quedo a hacer físico y también a veces hago baños de hielo para recuperar.

-¿Están cerca del club?

-Sí, muy cerca. A cinco minutos. Estamos en un hotel excelente que en la tarifa incluye el alojamiento, las cuatro comidas diarias y el traslado ilimitado hacia y desde el club. Hay combis cada media hora. Todo muy cómodo.

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Apenas es el comienzo de un nuevo camino. Pero al menos en estos primeros trazos, la elección de estos torneos en Turquía parece haber sido un gran acierto. Hasta ahora jugó cuatro. En dos llegó a la final en single (incluso en uno, tras haber pasado primero la agotadora fase de clasificación) y en otro se coronó campeón en dobles con el también argentino Mariano Kestelboim.

Después de haber estado parado 5 meses por el problema en la muñeca, con estos resultados, su ranking se disparó. Cuando arribó a Antalya, Comesaña se ubicaba en el puesto 774° en la ATP. Cuatro semanas después ya figura 696° (el mejor de su carrera hasta ahora).

-Pasaste de jugar qualy a entrar derecho en el cuadro, jugaste dos finales. ¿Hay otro calificativo que muy positivo para este nuevo tramo en tu carrera?

-Seguro que el balance es muy positivo. Si bien por la pandemia los rankings estaban casi congelados y se hace difícil trepar posiciones, por suerte pudimos avanzar bastante, aunque no queremos quedarnos con eso. Antes de viajar nos planteamos como objetivo que tenía que regresar a Argentina en el puesto 570°. Vamos bien, pero falta.

-¿Cómo sigue tu calendario?

-Voy a jugar un torneo más en Antalya, y a partir del 5 de julio tengo otro M15 en Sofía, Bulgaria, que me queda cerca. Después me voy una semana a Italia, para descansar y entrenar. Y para el 19 de julio pienso jugar otro M15 en El Cairo, Egipto, antes de regresar a Argentina. Mi entrenador no quiere que esté tanto tiempo compitiendo, para prevenir lesiones y para poder entrenar cuestiones puntuales.

-¿Es muy grande el salto para pasar a jugar Challengers?

-En este momento sí, el salto es bastante grande porque se reestructuró la escala de puntaje y, comparativamente, los torneos de ITF entregan pocos puntos y es difícil sumar. Cuesta avanzar. Es más, la planificación la apuntamos a torneos M15, porque por mi ranking, en los M25 tendría que jugar la qualy.

-¿Qué te pasó en la muñeca?

-Tuve un edema óseo, a finales del año pasado. Mi último torneo fue en República Checa, a fines de septiembre y principios de octubre. Estuve más de cinco meses sin jugar. Tuve que esperar a que se desinflame, volví muy de a poco, estuve mucho tiempo sin fuerza en la mano. A los dos o tres meses intenté, pero seguía con dolor y tuve que empezar otra vez la rehabilitación.

-Debe haber sido muy duro, pero pudiste volver. ¿Cómo se siente ahora estar nuevamente en carrera?

-La verdad es que estoy súper contento. En realidad, para los primeros torneos, que fueron en Córdoba, la meta era poder volver a competir. Sabía que no estaba bien ni tenística ni físicamente. Estuve mal. Tuve varios problemas de ansiedad, no podía dormir, me costaba comer. Estaba nervioso por el tema de la mano. Así que, una vez que estuvo todo dado para volver a jugar, no me importaba el resultado. Y a partir de ahí, me sentí más seguro con la mano curada, entrené a full, me puse bien y acá estamos, ahora sí pensando en los resultados.

-Indudablemente, la continuidad en competencias de un nivel exigente permite crecer y desarrollarse. ¿Qué diferencias encontrás entre aquel Francisco que se insertó en el profesionalismo a los 16 años y éste de la actualidad?

-Siento que era chico, estaba emocionad, era algo nuevo, pero a medida que pasó el tiempo, me costaba avanzar para dar el salto. Creo que, dentro de los inconvenientes, este tiempo me hizo madurar. Llego a los partidos convencido de que puedo ganar. Antes me costaba mucho. Considero que ha sido más un click mental que tenístico, o de juego.

-¿Y desde el juego, le sumaste algo más de ataque para subir a la red y definir?

-(Se ríe) No, tranquilo. Yo hago mi juego desde el fondo, me preparé para jugar partidos largos, físicos. Sé que tiene su riesgo porque enfrento a jugadores de buen nivel, con mucha experiencia, de 27 o 28 años y gran capacidad para manejar la presión durante el juego. Pero así es como me siento más seguro.

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